domingo, 3 de abril de 2011

CAPITULO 3. SE DIO LA VUELTA, EL MUÑECO YA NO ESTABA

-Glenda, cielín. Tu padre ha muerto, no puedes hacer nada.-dijo amablemente Tiff.
-Si te revivieron a ti, a él también pueden hacerlo.
Glenda volvio a salir por la puerta. Estaba muy cabreada, decidida a conocer a su padre. Quizá en la comisaria supieran algo. "Es demasiado tarde, creerán que estoy loca" pensó. Después se le ocurrió que podría poner la excusa de que es un trabajo para clase. No podia volver a casa después del numerito. "Llamaré a Robert" pensó.
-(pii... pi...) ¿Si?
-¿Robert? Soy Glenda
-Ah, hola Glenda. Qué... ¿quieres repetir eh?
-No imbécil no, me... me han echado de casa. ¿Puedo dormir en la tuya? Solo hoy...
-Claro... vente.
A Glenda no le hacía mucha gracia quedarse a dormir en casa de Robert. Pero no tenía sitio donde dormir. A la mañana siguiente salió de casa de Robert pronto, sobre las diez. Pero no contaba que su madre estuviera levantada, y hacían desayunos familiares.
-Oh, tu debes de ser la novia de Robert. Quedate a desayunar, insisto-dijo ella.
-Emm-le sonó el movil, era su madre- claro, como no. Disculpe, tengo que contestar.-Se apartó a una habitación vacía.-¿Qué? ¿Qué quieres?
-Hijita mía, ¿dónde has dormido? ¿Estás bien?
-Shh, si estoy muy bien, en casa de Robert. Su madre es muy maja, vamos a desayunar adiós.
De repente entró la madre de Robert a la habitación.
-Joven, ¿qué quieres para desayunar?
-Oh, leche y madalenas.
-Jovencita, las tenemos con chocolate, ¿te gusta?
-Sí, muchas gracias. Si no le importa iré a despertar a Robert.
Subió las escaleras y entró en la habitación de Robert. Se sentó en su cama y lo despertó. Éste creía que eran unos novios enamorados, y se dirigió a su boca a besarla. La besó e intentó tumbarla otra vez. Como no pudo le tocó los muslos.
-Tu madre nos espera...
-Enseguida bajamos...
-¡¡¡ROOOOOOOOOOOOOOBEEEEEEEEEEEEEEEERT!!!-dijo su madre
-Vale, creo que mi madre quiere que bajemos.
Bajaron, desayunaron y Glenda se fue. Se dirigió hacia la comisaría. Hizo un poco el tonto. Dijo que era un trabajo de clase y se lo tragaron. Comentaron un poco sobre lo que se hacía.
-Y... he leído sobre un muñeco poseído... ¿sabe usted algo señor?
-Oh jovencita... ocurrió hace tiempo. Unas personas dicen que estaba poseído por el alma de un asesino.
-¿Y ahora mismo sabe donde esta ese muñeco?
-Oh claro, en el departamento de pruebas. El abandonado. Creo que estaba por los de el sótano... Sí por ahí.
-Mm... interesante-miró la hora- Uy lo siento. Debo irme me esperan en casa.
Se dirigió hacia el departamento de pruebas. Sospechoso, no había nadie de buena mañana. Intentó entrar, pero la puerta estaba cerrada.
-¡Joder!- dio patadas a la puerta, cabreada. -Aja...-cojió una orquilla de su cabeza e intentó abrir la puerta...nada.
Entonces se fijó en la ranura del aire acondicionado, vió que cabia, cojió su mochila del suelo y se coló. En cuanto estaba sobre el viejo mostrador saltó. Encendió el ordenador
-¡Voilà! Aver....-buscó por la pestaña de "SÓTANO"-Veamos... si, es el 1432.-Cogió las llaves de las taquillas del sótano y se dirigió hacia él. Era un poco siniestro, pero no le daba miedo. Si alguien se interponía en su camino, lo mataría. Nadie, pero nadie nadie, sabía esa faceta suya. Así fue, casi enfrente de la taquilla de su padre, había un dichoso guardia. De su mochila cogio el cuchillo, se fijó en su cinturón. No llevava armas. Se acercó a él, con cara de psicópata. Lo mató y lo dejó en el suelo. Abrió la taquilla de su padre, cogió la bolsa y...
-Coño que feo eres.
Se fue por donde había venido. Llegó a casa. Su madre la abrazó, la besó. Y Glenda, cogió el medallón con cuidado, y se volvió a ir. No dio explicaciones.
-Mierda, necesito grapas o algo. Un poco de super glue. Bah, iré a los chinos y mangaré algo.
Así lo hizo, robo super glue y una grapadora. En el local abandonado, comenzó la reparación. Antes de ire de su casa anoche, Glenda cogio un libro de Voodoo para torpes. Hizo todo lo que ponía, pero no pasaba nada. Se dio por vencida, así que cogió un cigarro y se fue. Pasó ya de todas eperanzas. Cuando se dio la vuelta el muñeco ya no estaba. Sonrio levemente.

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